
Por Milagros Lamboglia.
Enfermera universitaria UNQ.
Luego 10 meses donde el virus SARS-CoV-2 se instaló y causó estragos en todo el mundo, el pasado 24 de diciembre, en vísperas de navidad, llegaban las primeras 300 mil dosis de la vacuna SPUTNIK V y comenzaba la Campaña de Vacunación más grande de la historia de nuestro país.
Argentina se convertía en uno de los primeros países que, por decisión política del gobierno nacional, garantizará la vacuna contra el virus, sin costos para la población, en contraposición a otros países como Brasil y México, en donde los suministros de vacunas son limitados y sigue la incertidumbre porque no hay detalles en los planes de gobierno para asegurar más o Ecuador en donde la letalidad del virus es la más alta de Sudamérica y solo lleva vacunado el 0.04% de la población.
Desde el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires se realizó un link de inscripción que circuló vía web. Si bien fue un dispositivo adecuado que habilitó la inscripción de más de 10.000 personas en las primeras semanas, también se contempló el problema de los y las que no pudieran acceder al mismo, ya sea por falta de acceso a dispositivos móviles, conexión a internet o por no contar con conocimientos informáticos para hacerlo.
Por tal razón, se instalaron mesas de inscripción a lo largo y a lo ancho de la Provincia de Buenos Aires. Estas venían a resolver dicha problemática, pero además, a romper con el miedo y la estigmatización que instalan los medios de comunicación y sectores de la oposición.
En Quilmes hay más de 70 mesas distribuidas en todos los barrios e instituciones como clubes, centros de salud y colegios. Estas funcionan de lunes a sábados en diferentes horarios y también cuentan con decenas de voluntarios y voluntarias que recorren casa por casa, para brindar información e inscribir a las personas que no tienen acceso a internet. En ese sentido, sabemos que los adultos mayores son quienes más necesidad tienen de inscribirse, por ser población de riesgo. Por eso, valoramos y agradecemos el trabajo de voluntarios y voluntarias que de forma solidaria, arman las mesas y recorren las casas para saldar esta dificultad y nadie se quede sin su vacuna. Más aún después de ser el blanco de comentarios absurdos en cuanto a una posible “utilización política” de la inscripción. La vacunación ya es un hecho pero tenemos que seguir con las medidas de cuidado para poder volver nuestra vida cotidiana.
Sin dudas, la pandemia marcó un antes y un después en la vida de todos y todas. Logró brotar de empatía y solidaridad a gran parte de la población que son quienes estuvieron, y están, al pie del cañón velando por las necesidades de los y las demás. La solidaridad y el trabajo colectivo nos van a ayudar a ponerle fin a la pandemia.
#TENEMOSVACUNAYTENEMOSFUTURO

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