A la lista de derechos ganados por los movimientos feministas y disidentes, se ha agregado la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. En otras palabras, hemos conquistado el derecho vital de acceder, si así lo quisiéramos, al aborto legal, seguro y gratuito, garantizado por quien es responsable: el Estado Nacional Argentino.
Una vez más, nuestro país es observado por el mundo como ejemplo de lucha y conquista de los derechos de las mujeres y diversidades. Tal como lo hicimos con la Ley de Matrimonio Igualitario en 2010 –la primera en América Latina- o con la Ley de Identidad de Género en 2012 –que con mayor precisión, fue la primera en el mundo que no patologiza ni judicializa las identidades de género ni las orientaciones sexuales- en el día de hoy se ha sancionado la Ley de IVE [1] .
¿Qué cambió de 2018 hacia aquí? La voluntad política del gobierno nacional. Por primera vez en la historia, el Poder Ejecutivo ha enviado al Congreso un proyecto de estas características, acompañado no sólo de la marea verde –cientos de miles de mujeres, lesbianas, adolescentes, niñas, varones trans, no binaries, identidades con capacidad de gestar, diversidades- sino de la firme decisión del Presidente Alberto Fernández y la Vice Presidenta Cristina Fernández de Kirchner que no sólo se manifestaron a favor de la interrupción voluntaria del embarazo durante la campaña electoral de 2019, sino que llevaron a la acción aquel posicionamiento político, fruto de las demandas de las mujeres.
La votación nos ha dejado, además de la Ley, un cúmulo de cuestiones a debatir y reflexionar no sólo al interior de los movimientos feministas, sino al anterior de los partidos políticos. Me refiero, por ejemplo, a la distribución por géneros de la votación en el senado. En lo que respecta a los 38 votos afirmativos, 19 de ellos corresponden a mujeres, y 19 a varones. Ahora bien, en cuanto a los 29 negativos, sólo 8 de ellos pertenecen a Senadoras (un 28%); mientras que los 21 votos restantes (que representan un 72%) han sido emitidos por los varones del recinto. ¿Hasta cuándo los señores seguirán decidiendo por nuestros cuerpos, por nuestras vidas, por nuestras libertades? Y no se trata sólo de decidir, sino que pretenden aún hoy, condenarnos a la muerte. Muerte por aborto clandestino. Muerte por ser mujeres. Por ser identidades con capacidad de gestar. Por ser identidades disidentes.
Como plantea la Intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, “¿Con qué seguimos compañeras?”. Quizás nos toque ir por todo.
Paula López.
IDEAL.
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